Dentro de un ecosistema, las relaciones entre las distintas especies que conforman las comunidades pueden ser muy variadas y complejas. Observemos algunos ejemplos:
El mutualismo es un ejemplo de interacción entre individuos de dos especies en las que ambas salen beneficiadas. Se trata de una relación temporal donde ambas especies pueden vivir independientemente una de la otra. Algunas aves establecen este tipo de relación con grandes herbívoros, como vacas y búfalos. Mientras que las aves se alimentan de otros parásitos de los herbívoros, los mamíferos también se benefician al librarse de los parásitos que los perjudican.
Si en la relación de mutualismo, la asociación entre las dos especies es tan profunda que una no puede vivir sin la otra se habla de simbiosis. Es por eso que se dice que se trata de una relación obligada. Las especies que se relacionan se llaman simbiontes. Por ejemplo, los líquenes son una asociación entre una especie de alga, que aporta el alimento que produce por fotosíntesis, y una especie de hongo, que aporta la humedad que al alga le falta, de modo que deben crecer juntos para sobrevivir.
El comensalismo es una relación en la que una de las especies de beneficia de otra, sin que esta última resulte afectada. Algunas plantas, como las orquídeas, se benefician al vivir sobre las ramas de otros árboles y de ese modo alcanzan la luz. Sin embargo, la especie que le brinda sostén no se benefician ni se perjudica.
La competencia es una interacción en la que dos o más organismos de especies diferentes tratan de obtener un mismo recurso limitado, por ejemplo, alimento, agua, luz y espacio. La competencia perjudica a las especies competidoras ya que limita el acceso de la otra a un mismo recurso. Las especies competidoras pertenecen al mismo nivel trófico. En algunos casos la competencia puede llevar a la eliminación de una de las especies competidoras. Pingüinos y gaviotas pueden competir por el espacio de nidificación.
Por su parte, el amensalismo es una relación donde una especie inhibe el crecimiento de la otra, sin que esta la afecte a ella. Ciertas especies de arbustos secretan sustancias tóxicas que matan a los pastos cercanos.
El parasitismo es la interacción entre dos especies en la que una de ellas (el parásito) se beneficia a partir de otra que se perjudica (el huésped). El parásito obtiene alimento de su huésped, pero no lo mata como o hacen los predadores, ya que la muerte de su huésped lo dejaría sin alimento e implicaría su propia muerte. Los parásitos pueden ser externos (piojos y pulgas) o internos (lombriz solitaria)
En la depredación los individuos de una especie devoran a individuos de la otra. Los que cazan, los depredadores, se benefician, mientras que los que son cazados (presas) se perjudican. Por lo general los depredadores presentan adaptaciones especiales: sentidos bien desarrollados, como la visión o el olfato; garras, picos fuertes, dientes filosos, patas fuertes para correr y sostener a la presa. Por su parte, las presas también presentan adaptaciones como la posibilidad de camuflarse, o la estrategia de reunirse en grupos de muchos individuos, de quedarse inmóvil, o por el contrario de alcanzar grandes velocidades durante tiempos prolongados.
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