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Tipos de ambientes

La superficie de la Tierra ofrece una gran variedad de ambientes con características muy distintas para el desarrollo de los seres vivos. Desde los bosques hasta el mar, prácticamente no queda ninguna región que no esté colonizada  por organismos.

El ambiente terrestre
Los ecosistemas que se desarrollan sobre la superficie terrestre son diversos: bosques, montes, selvas, pastizales. De uno a otro, la transformación es gradual y mantienen propiedades en común.
Los ambientes terrestres se caracterizan por presentar abundante proporción de oxígeno en el aire, buena radiación lumínica y menor disponibilidad de agua. Los seres vivos, por lo tanto, deben soportar el peligro de la pérdida de agua, la amplia variación de temperatura y la fuerza de la gravedad.




El ambiente acuático
Desde el espacio la Tierra es una hermosa esfera azul. Esto se debe a que el 75 % de su superficie está cubierta de agua. Los ambientes acuáticos son muy amplios y comprenden las aguas continentales y las oceánicas.
Las características importantes para el desarrollo de la vida son la escasa variación térmica, la mayor disponibilidad de agua y una mayor densidad que permite sostener el cuerpo contra la gravedad. Pero no todo es positivo, la escasa intensidad lumínica (la luz sólo llega a 200 metros de profundidad) y la menor proporción de oxígeno constituyen un desafío para los seres vivos.
Otro factor para tener en cuenta es la salinidad (contenido de sales minerales). Los ecosistemas de agua dulce poseen 0,5 gramos de sal (medio gramo) por litro, en cambio el agua de mar alcanza los 35 gramos por litro.

Las aguas continentales.
Existen dos tipos de hábitats de agua dulce: los de aguas quietas (lagos, lagunas, bañados), denominados lénticos, y los de aguas corrientes o rápidas (ríos, manantiales, arroyos) llamados lóticos.
En los cuerpos de agua lóticos, las condiciones físico-químicas como temperatura y salinidad son más estables que en los ambientes lénticos. En los ríos, por ejemplo, debido a la extensa superficie de contacto con el aire y a la corriente del agua, la concentración de oxígeno es mayor, así como también más uniforme su distribución.

Las aguas oceánicas
El mar cubre el 71% de la Tierra. Abarca alrededor de 361 millones de km²  con una profundidad media de 4000 metros. Dadas su extensión y su profundidad, las condiciones que presenta son muy variadas. La temperatura y la luminosidad disminuyen a medida que se desciende; en cambio, la presión aumenta. Esto, sumado a la elevada salinidad, representa factores limitantes para el desarrollo de los organismos.
El agua de mar está en permanente movimiento. Las olas, las mareas y las corrientes oceánicas favorecen la incorporación  de gases de la atmósfera y el transporte de materiales.



El ambiente de transición.
Una playa o las orillas de una laguna son ecosistemas que reunen características del ambiente terrestre y acuático, porque precisamente son el punto de encuentro de ellos. Estas regiones intermedias se destacan por la riqueza de su fauna y flora que encuentran allí nutrientes y agua en abundancia.                                  




 




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