Las sustancias están compuestas por pequeñas partículas entre las que se establecen fuerzas de repulsión o de atracción.
En el estado gaseoso, las partículas se mueven a gran velocidad y la fuerza de repulsión es mayor que la de atracción. Por eso los gases no tienen forma propia y ocupan todo el espacio de los recipientes que los contienen. El vapor es el estado gaseoso de una sustancia que, a temperatura ambiente, es líquida o sólida.
En el estado líquido las fuerzas de repulsión tienen la misma intensidad que las de la atracción y las partículas no se encuentran alejadas entre sí. Por eso los líquidos no tienen forma propia, sino que adquieren la del recipiente que los contiene.
En el estado sólido, las fuerzas de atracción superan a las de repulsión y las partículas están muy próximas entre sí. Por lo tanto los sólidos tienen forma y volumen definido.
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